Hoy, día de San Francisco de Sales, Patrón celestial de los periodistas católicos, queremos acordarnos de todos los periodistas tradicionalistas de los siglos XIX y XX que pusieron sus plumas al servicio de Dios y de la Patria y dedicaron sus mayores esfuerzos y sus propias vidas al Ideal imborrable de la Tradición española, Tradición inmortal que los irreductibles de la Causa tres veces santa, como buenos hijos de la Iglesia y de España, seguimos defendiendo y defenderemos siempre a toda costa. Con su sacrificio en mente, reproducimos un artículo de Claro Abánades sobre la prensa tradicionalista aparecido en
El Siglo Futuro en abril de 1935.
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San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia,
Patrón de los periodistas católicos |
PRENSA TRADICIONALISTA
El Liberalismo entró en España en el siglo XVIII. Se le abrieron las fronteras y se introdujo en la política, en el campo, en las ciudades, en los hogares. Llevó la discordia a las familias. Sembró la cizaña en el pueblo. La paz, la fraternidad, el amor a la Patria, el apego a la Religión fueron faltando. España cayó en su mayor postración. Faltaban alientos, porque mató el error el fuego de las esperanzas y el consuelo de la fe. Quedó un grupo de hombres a quien no se le pudo arrancar ni la fe en los destinos de la Patria, ni la esperanza en el triunfo. Malandrines de la moral, renegados de su
Dios, asaltantes de alcázares y templos, saqueadores de honras, echaron, con su baba inmunda, una mancha a la gloriosa historia de un pueblo, que causó envidia y admiración al mundo.
Pero todo pasa ante la Verdad. Despojos, ruinas, escombros, miserias, fango, inmundicias, hojas secas que el viento distribuye por todas partes. Todo pasa. Y lo que no, ya pasará. Los tiempos se suceden. Las lecciones de la Historia muéstranse con singular elocuencia.
Se atacó a la Tradición, y la Tradición, con su vejez, con sus arrugas venerables, levanta su voz, y ostentando su estandarte dice a las generaciones:
—Soy inmortal. No muero nunca, Porque, si muriera, el Progreso caería herido de muerte. Yo sostengo en el rescoldo de la hoguera de las Revoluciones el hálito de vida de los pueblos. Entre el polvo de los castillos, entre las piedras calcinadas de los templos incendiados, entre el estrago de las falsas doctrinas, soy como el Fénix. Sin mi, la Civilización perecería. Sin mi espíritu no habría más que escorias muertas. Anciana soy, como una de las primeras obras de la Creación. Pero soy necesaria, porque soy la única destinada por Dios a dar juventud eterna a la obra de los hombres.
Así habla la Tradición a esta generación, del mismo modo que habló a las anteriores, de la misma manera como hablará a las venideras. Inmutable, seguirá desplegando sus banderas por los siglos de los siglos. Y triunfará y acabará por ser vencedora en las lides de la inteligencia y de la política, de la guerra y de la paz.
Para ello se ha servido de sus hombres, de los que nunca claudicaron entre los halagos del error. Para ello ha tenido en sus filas un ejército de abnegados, de mártires, de sabios y de santos. Para ello se esgrimió la espada. Para ello ha contado con quienes han movido su pluma defendiendo nobles ideales. Espadas sostenidas por manos en las que se reflejaban los latidos de un corazón generoso. Plumas que vertían por sus puntos esencias de verdades salvadoras.
Judíos, liberales, masones, regalistas, herejes, hombres sin Dios, incendiarios de iglesias, desamortizadores, volterianos, todos
ellos volcaron sus odios, sus
malas pasiones sobre los defensores
de la Tradición en España.
Pero éstos han sabido defender
sus ideales en la plaza, en el
Parlamento, en el campo de batalla
y con sus denodados campeones
de la Prensa. Prueba de
ello es este
SIGLO FUTURO, en
el que se han sostenido batallas
difíciles, logrando triunfos que
pasarán a la historia, en la que
puede figurar, señalado con piedra
blanca, el de hoy, en que
sale remozado, con todos los adelantos
modernos, dispuesto a continuar
luchando por Dios, la Patria
y el Rey.
Ahí va una relación incompleta
de los periódicos tradicionalistas
de que tenemos noticia, en los que fueron propugnadas las
redentoras doctrinas de nuestra
Comunión:
El Pensamiento de la Nación,
de Madrid, fundado por Balmes
en 1845. Su sabio fundador se
propuso dar fin al pleito dinástico
manteniendo la idea de casar
a Doña Isabel con su Augusto
primo Don Carlos Luis de Borbón
y de Braganza.
La Reconquista, de Madrid.
Fue su director Melgar, hacia el año 1868, en la época de la revolución
que destronó a Doña Isabel.
El Pensamiento Español. Le
dio vida el insigne novelista Navarro
Villoslada, que aparecía ya
como director del mismo en 1858.
Se publicaba todavía, en los primeros
meses de la guerra carlista
que se inició el 1872, y los comentarios
que hacía de las noticias
del teatro de operaciones
desconcertaban a la Prensa liberal.
Este diario tuvo su segunda
época en 1919, inspirado por el
gran Mella y dirigido por Miguel
Peñaflor.
El Padre Cobos, periódico satírico,
muy difundido en España
y codiciado en el extranjero en
los años de su publicación (1854
a 1856). Entre sus redactores figuraron
don Cándido Nocedal,
Navarro Villoslada y Selgas.
La Regeneración, diario que
llegó a dirigir, por el año 1870,
don Antonio Aparisi Guijarro.
La Esperanza. Luchador infatigable
del Tradicionalismo en
los años que precedieron a la revolución
septembrina. Fue suspendido,
como toda la Prensa
carlista, durante la guerra del
72 al 76. Don Pedro de la Hoz
[lo fundó] para mantener
la fe y el entusiasmo de los
que [después de la Primera Guerra Carlista] se
conservaron fieles a la Causa,
para educar políticamente a la
generación nueva y para convencer
a los que hablan abrazado
las ideas liberales del error que
padecieron. Colaboraron Melgar,
el conde del Pinar, don Juan Antonio Vildósola y otros cultísimos
correligionarios.
La Restauración, periódico
en el que Aparisi ostentó en sus
artículos su indomable carácter y
su amor a la Religión y a los
principios que eran firmes cimientos
de la sociedad española.
El Pensamiento de Valencia,
diario dirigido también por Aparisi,
y en el que colaboraron don
León Galindo de Vera, el conde de
Caltavulturo, don José Royo y
«Fernán Caballero».
La Libertad Cristiana, que
apareció al ser destronada. Doña
Isabel, y en el que mostró las galas
de su pluma y su fe en el
Tradicionalismo el conde de Orgaz,
presidente que fue del Centro
parlamentario carlista en 1871
y 1872.
La Perseverancia, fundado en
Zaragoza por don Bienvenido Comín
hacia 1867.
El Legitimista Español, en el
que en los días de la revolución
de 1869 sostuvo brillante campaña de propaganda católico-monárquica
don Cruz Ochoa y Zabalegui,
uno de los mejores oradores
en las Cortes de 1869 a 1873.
La Unidad. Diario que se publicaba
en Oviedo en 1869, dirigido
por don Guillermo Estrada,
uno de los prohombres de la Comunión
Tradicionalista, que, en la
Prensa y en el Parlamento, llenó
muchas páginas de su historia.
Altar y Trono. Revista de Madrid,
fundada por don Antonio
Juan de Vildósola en los años anteriores a la última guerra carlista, y en la que colaboró Melgar.
La Convicción, [fundado en Barcelona por Luis María de Llauder en 1870].
El Cuartel Real, órgano oficial del Carlismo de 1872 a 1876. Lo
dirigió don Salvador Morales. Publicaba
los partes oficiales de la
guerra, principalmente de la campaña
del Norte, y las Reales Ordenes
y disposiciones de Don Carlos
y de su Gobierno.
La Fe, periódico muy leído en
toda España, después de la guerra,
por ser el diario oficial de la
Comunión Católico-monárquica.
Fué dirigido por don Vicente
de la Hoz y de Liniers y por Vildósola.
El Estandarte Real.— Ilustración
político-militar (1889-90). Director, Francisco de Paula Oller. Se publicaba con
preciosos fotograbados y dibujos
de los mejores artistas.
El Correo Español.— Después
de
La Fe fue el portavoz del
Augusto Caudillo Don Carlos de
Borbón y Austria de Este. Sus directores
fueron en distintas ocasiones
don Luis María de Llauder,
don Leandro Herrero, don Juan
Vázquez de Mella, don Benigno
Bolaños («Eneas»), don Salvador
Morales y don Miguel Fernández
(«Peñaflor»).
EL SIGLO FUTURO.— De su larga historia y de las campañas
que se dispone a realizar nada debemos decir. Hoy aparece remozado, y quiera Dios que sea el denodado campeón que pregone el triunfo definitivo de nuestra Causa en plazo brevísimo.
Desde la Restauración a nuestros días han sido muchos los diarios, semanarios y revistas que en distintas poblaciones, han visto la luz para formar en el disciplinado ejército del periodismo tradicionalista.
Recordamos los Siguientes:
El Papelito, de Madrid;
El Intransigente, de Zaragoza;
El Almogávar Leridano;
El Pensamiento Galaico, diario de Santiago;
El Amigo del Pueblo, de Barcelona;
El Restaurador, de Tortosa;
La Cruz, de Madrid, revista;
La Voz de Vizcaya, de Bilbao;
Biblioteca Popular Carlista, de Barcelona;
El Legitimista Español, de Buenos Aires;
El Estandarte Católico, de santiago de Chile;
El Centinela, de Burgos;
El Pilar, de Zaragoza;
El Intransigente, de Madrid;
La Hormiga de Oro, de Barcelona, revista ilustrada;
El Deber, de Olot:
El Vigía de la Torre, de Molina de Aragón;
El Criterio Católico, de Barcelona, diario;
La Gacetilla, de Madrid;
España, de Buenos Aires;
Lo Crit de la Patria,
Lo Crit d'Espanya y
La Carcajada, de Barcelona;
La Verdad, de Santander;
El Basco, de Bilbao;
El Correo de Guipúzcoa, de San Sebastián;
El Loredán y
La Avanzada, de Barcelona;
El Correo de Tortosa;
El Centro, de Valencia;
La Bandera Española, de Córdoba;
El Obrero, de Granada;
El Alavés, de Vitoria;
El Radical, de Sevilla;
La Lucha, de Valencia;
El Rigoleto, de Madrid;
Ausetania, de Vich;
La Bandera Regional, de Barcelona;
Lau-Caru, de Bilbao;
El Combate, de Jaén;
El Libertador, de Úbeda;
Laurac-bat y
Betit-bat, de Bilbao;
El Norte Andaluz, de Jaén;
El Correo de la Provincia, de Tarragona;
La Comarca Leal, de Vich;
El Nuevo Cruzado, de Barcelona;
La Lealtad Navarra, de Pamplona;
Juventud Carlista, de Madrid.
En 1912 fundó el que esto escribe, en compañía de beneméritos escritores de la Comunión, El Combate, del que no se publicó más que un número porque dificultades legales no lo consintieron. En sustitución apareció un semanario ilustrado que mereció por el Augusto Caudillo de la Tradición ser declarado órgano de nuestras Juventudes. La nueva publicación fue
Juventud Tradicionalista. Con ella se consiguieron magníficos éxitos, y gracias a ella y a los que la redactábamos se organizaron grandiosos actos de propaganda en Madrid y en algunas ciudades y pueblos de Castilla. A la sazón había en España, entre otros, los siguientes periódicos, defensores de nuestro Credo:
DIARIOS:
El Correo Español, Madrid;
El Correo Catalán, Barcelona;
Diario de Valencia;
El Correo del Norte, San Sebastián;
El Correo de Zamora;
El Pensamiento Navarro, Pamplona;
El Salmantino, Salamanca;
El Correo de Galicia, Santiago;
El Correo Leridano;
El Norte, Gerona;
El Principado, Gijón.
BISEMANARIOS:
El Restaurador, Vigo.
SEMANARIOS:
La Voz de la Tradición, Barcelona;
Aurrerá, Bilbao;
El Tesón Aragonés, Zaragoza;
La Bandera Regional, Barcelona;
El Jaimista, Vitoria;
El Cruzado, Mondoñedo;
El Cruzado de Castilla, Palencia;
El Radical, Marchena;
La Verdad, Granada;
La Defensa, Elche;
El Radical, Orense;
El Maestrazgo, Castellón;
La Reconoquista, Tarragona;
El Castell Bergadá, Berga;
Ausetania, Vich;
El Porvenir, Toledo;
La Defensa, Gerona;
El Radical, Reus:
La Tradición, Tortosa;
El Requeté, Coruña;
Lealtad Riojana, Haro;
Tierra Hidalga, Burgos;
El Conquistador, Orihuela.
MENSUAL:
Vademécum del Jaimista, Barcelona;
España, Buenos Aires.
Esta es, en síntesis, la relación de los luchadores de la Prensa. Periódicos todos de limpia historia, enemigos de campañas innobles, campeones de la verdadera libertad, francos, leales a sus principios, incapaces de venderse al oro liberal. Y como los periódicos, los periodistas.
La Tradición es una cantera inagotable. Sus materiales son de la roca viva de la Verdad y de la Historia, Los artífices, los que trabajan esos materiales, han sido y son los mantenedores de la Justicia, los que han consagrado vigilias y vigilias a mojar su pluma
en el sacrificio, sin importarles las
persecuciones, multas, cárceles,
destierros. Han vivido en pleno
ambiente de oposición. No han
buscado destinos ni han querido
prosperar en un régimen liberal,
ni han pretendido sinecuras. La
mayor parte murieron como buenos
soldados, al pie de su trinchera,
como si la pluma fuera el
cañón que les defendiera de sus
adversarlos.
Balmes, Donoso, Vildósola, Navarro Villoslada, La Hoz, Herrero,
Bolaños, los Nocedales, Mella,
Melgar, Selgas, Aparisi y Guijarro,
«Fernán Caballero», Pereda,
Cruz Ochoa, Estrada, Morales,
Sánchez Asensio, Botella, «Peñaflor»,
Yáñez... Esos nombres son
bastantes para acreditar la limpia
historia del periodismo tradicionalista.
Los más murieron
pobres. Todos ellos acabaron su vida con la satisfacción del deber
cumplido para con su Dios y para
con su España.
Dejaron una estela de glorias.
Sembraron el campo de la política
de buenas semillas. Y el fruto
no se hará esperar.
Otros más, muchos más ocupan
hoy puestos en las avanzadas de
la Prensa católico-monárquica. Sabrán imitar las virtudes y procurarán
seguir las enseñanzas de los maestros. Porque «per in secula
seculorum» y en el entender de
que ¡Dios no muere!, los nuevos
cruzados del pensamiento español
continuarán manejando sus plumas,
a la vez que nuestros grandes oradores convencerán a las multitudes de que ni la Religión
ni la Patria se pueden salvar si
no nos colocamos todos bajo los pliegues de la redentora bandera
de la Tradición.
CLARO ABÁNADES
El Siglo Futuro (22 de abril de 1935)
|
Don Claro Abánades (1879 - 1974) |
Después del
artículo de Abánades, las posteriores páginas de
El Siglo Futuro describen la trayectoria de los siguientes periódicos tradicionalistas activos en 1935:
El Pensamiento Navarro, de Pamplona;
El Pensamiento Alavés, de Vitoria;
El Correo Catalán, de Barcelona;
La Unión, de Sevilla;
La Constancia, de San Sebastián;
La Croada, de Barcelona;
Frohsdorf, de Barcelona;
Lealtad Riojana, de Logroño;
El Correo de Tortosa;
Diario de Jerez;
Eco de Jaén;
Tradición, de Santander;
Tradición Astur, de Gijón;
Mi lectura, de Tolosa;
Boletín de orientación tradicionalista;
La Independencia, de Almería;
Seny, de Manresa;
Patria, de Villacarrillo;
Ausetania, de Vic;
España, de Las Palmas;
La Tradición, de Tortosa;
a.e.t., de Pamplona;
Espanya Federal, de San Feliu de Llobregat;
Rubricata, de Olesa de Montserrat;
El lunes, de Zaragoza;
El Tradicionalista, de Valencia;
Joventut, de Valls;
Terra Ferma, de Lérida;
Boinas Rojas, de Aguilar de la Frontera.
Véase también nuestra relación de
periódicos carlistas digitalizados y la obra
Apuntes bibliográficos de la Prensa Carlista (1917), de José Navarro Cabanes.