Tras las consideraciones y puntos de cada día de la Novena, hemos dicho las siguientes oraciones para todos los días:
Amabilísimo, poderosísimo y benignísimo Criador mío; mi Dios en quien creo, mi Padre a quien amo, y mi Señor en quien espero; Vos sois nuestro único bien, nuestra vida verdadera, y nuestra eterna felicidad; la virtud de los justos, la justicia de los santos, y la santidad de los escogidos; la perseverancia de los buenos, la bienaventuranza de los que perseveran, y la corona de los bienaventurados. Yo humilde criatura vuestra formado a vuestra imagen y semejanza, os adoro en espíritu y verdad, os alabo con toda la verdad de mi corazón, y os doy gracias por los innumerables beneficios que os habéis dignado hacerme; y os suplico por los méritos infinitos de vuestro Unigénito mi Redentor, y por los de vuestro amado Siervo San Fernando, que pues lo hicisteis Rey de España, y lo dotasteis del espíritu de la prudiencia, y del celo militar y religioso, que a los Santos Josué, Matatías, y sus hijos los macabeos, para que pelease vuestras batallas contra los enemigos de vuestro augusto Nombre, como aquellos lo hicieron, me concedáis la imitación de sus virtudes, y el hacerme digno con ellas de su protección, y de vuestra misericordia en la vida y en la muerte, para cantarlas después eternamente en el Cielo. Amén.
Seguida a esta se dirá la siguiente
ORACION.
Fidelísimo, piísimo, y catolicísimo Rey San Fernando, ilustre macabeo de la Ley de gracia, fortísimo debelador del Imperio Mahometano: Invictísimo conquistador de los Reinos Católicos, Columna de la Fe, perseguidor de sus enemigos, y exterminador de los herejes: gloria, honor, y felicidad de nuestra España, protector de sus Monarcas, defensor de sus dominios, y conservador de su Religión y de su Fe. Por la altísima perfección con que ejercitasteis esta virtud, y por el espíritu y fervor con que la defendisteis conforme a la voluntad de Dios, y a vuestra grande obligación, os suplico que le pidáis nos conceda la conservación de la Santa Fe en este Reino; que en ella imite yo vuestros ejemplos, que me conceda su Majestad lo que por vuestra intercesión le pido en esta Novena, si fuere de su divino agrado; y que después de una muerte santa le goce para siempre en la eterna bienaventuranza. Amén.
Ahora se rezarán tres Padre nuestros y Ave Marías gloriados en honor de la Santísima Trinidad, pidiendo por la intercesión de San Femando el remedio de las necesidades de la Santa Iglesia de nuestro Católico Reino, de este este Pueblo, y cada uno por el de las suyas propias, y se hará por este orden.
COPLAS.
Fernando, pues vuestra espada
Hizo a la España feliz:
Haz, que en ella la raíz
Del error no tenga entrada.
Padre nuestro, &c.
Venciste los enemigos
De Dios, y de tu Reinado:
Haz, que muertos al pecado,
De Dios vivamos amigos.
Padre nuestro, &c.
Os confió el Rey del Cielo
La defensa de su honor:
Consigue a todos su amor,
Y el imitar vuestro celo.
Padre nuestro, &c.
Toda España con fe pía
Os implora en su aflicción:
No niegues tu protección
A quien en ella confia,
V. Ruega por nosotros, Fenando bendito y Santo,
R. Para que de Cristo Jesus las promesas consigamos.
PARA TODOS LOS DÍAS
ORACION.
Inmortal Rey de los siglos, clementísimo Jesús, Salvador, Redentor y Abogado mío: Cabeza de las Potestades, y de los Principados del Cielo; Rey de los Reyes, Señor de los Señores, y Dueño absoluto de todo cuanto tiene ser sobre la tierra; Dominador del universo: Justicia, Santificación, y Redención de los hombres; Santo de los Santos, y Santísimo Santificador de los escogidos, entre los cuales habéis condecorado a vuestro Siervo San Fernando con las sublimes virtudes, prerrogativas, y excelencias que a los Santos Reyes David, Josías y Ezequías, reuniendo en él los dones, y las gracias de los demás caudillos Santos de vuestro antiguo escogido Pueblo, y lo hallasteis tan a medida de vuestro corazón, que cumplió en todo vuestra santísima voluntad, y llenó enteramente vuestros Soberanos designios: yo os ruego humildemente, que por su intercesión y sus méritos conservéis siempre la Religión y la Piedad en este Reino Católico, preservándolo de la impiedad y del error; que prosperéis a nuestros Católicos Monarcas, con su Real Familia, y valeroso ejército; y que a imitación del mismo Santo vivamos en santidad y justicia todos los días de nuestra vida, para que después consigamos el veros y gozaros para siempre en el Reino de la gloria. Amén.
Conclúyase con una Salve a María Santísima nuestra Señora en sufragio de las Benditas Ánimas del Purgatorio, consuelo de los agonizantes, y para que nos asista a todos en la hora de la muerte.