Granadinos con trabajo reclaman pluriempleo en las oficinas del paro para poder llegar a fin de mes
La empresa Randstad fija en un 10% el número de personas que acuden al SAE en busca de una segunda actividad laboral que les aporte ingresos Se trata de personas de media cualificación con apuros económicos
El aumento imparable del coste de la vida en la provincia de Granada -como en el resto del país- ha disparado en los últimos años la merma del poder adquisitivo de los trabajadores asalariados y de las familias. Quien ganaba a comienzo de la presente década 150.000 de las antiguas pesetas al mes, vivía sin duda más desahogadamente que quien cobra hoy -por el mismo trabajo y en similares condiciones- 1.200 euros. Y ello a pesar de que la diferencia de ingresos debería corresponderse con el incremento experimentado por la inflación en estos ocho últimos años. Pero una cosa es la teoría y otra la dura realidad, que castiga inmisericorde a las economías menos boyantes.
Este mismo periódico daba a conocer hace tan sólo unos días, que algo más de 100.000 empleados por cuenta ajena en Granada padecen pérdida real de rentas. Y ello por el simple hecho de que el aumento anual de sus remuneraciones se encuentra por debajo de lo que marca la inflación. Por concretar algo más, en el cuatrienio que va desde enero de 2004 a diciembre de 2007, el incremento acumulado del Índice de Precios al Consumo (IPC) fue 14,26%, mientras que el aumento salarial pactado -que no recoge los convenios con revisión- alcanzó un 12,75%, según datos facilitados a este periódico por la Consejería de Economía y Hacienda.
Situación a peor
El panorama dibujado se ha agravado extraordinariamente desde mediados del pasado año, a cuya vuelta de verano miles de granadinos fueron ya plenamente conscientes de que la retórica de la crisis económica empezaba a tomar cuerpo de la peor manera posible: con la pérdida de puestos de trabajo. Especialmente en sectores que habían actuado como auténticas locomotoras de la economía provincial, como es el de la construcción.
Pues bien, ante la necesidad imperiosa de llegar a fin de mes, de no fallar en el pago del préstamo hipotecario de la vivienda, de no renunciar a los bienes y servicios a los que una gran clase media ha estado acostumbrada a disfrutar en los últimos quince años de bonanza económica -los que median entre 1992 y 2007-, muchos granadinos que aún conservan su empleo se han visto forzados a buscar una segunda actividad con la que complementar los ingresos insuficientes de la primera. O a realizar horas extras en su empresa, siempre y cuando ésta lo necesite. Es la vuelta al pluriempleo, que nunca llegó a desaparecer y que estuvo muy en boga en décadas como las de los 60 o 70 del pasado siglo, en las que las necesidades económicas eran también apremiantes.
Uno de los últimos informes de la empresa de recursos humanos Randstad concluye que de todas las personas que acuden a las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) en busca de trabajo, por encontrarse en el paro, un 10% lo que realmente pide es una segunda colocación compatible con la primera. Bien por horas o en fines de semana o con jornada reducida. No son muchos, pero Randstad advierte que el fenómeno irá 'in crescendo' conforme pasen los meses.
La misma empresa constata que el perfil del granadino que busca un segundo trabajo para equilibrar sus cuentas es el de una persona de media cualificación, con un puesto de labor más bien estable y con disponibilidad horaria a lo largo de la jornada que le permite poder buscar otra ocupación para así aumentar sus ingresos. Junto a los anteriores, también se encuentran otros trabajadores de menor cualificación y cuyos escasos ingresos les obligan a complementarlos con otros. Entran igualmente en este perfil los extranjeros con trabajos poco cualificados en sectores como los de hostelería o profesionales de la construcción, en las categorías menos retribuidas, como son las de peón de albañil y otras. En Granada, como en otras provincias andaluzas, el índice de personas que buscan un segundo empleo en el SAE es inferior al de otras comunidades. La razón es sencilla: el peso que aún tiene el sector agrícola y la necesidad de mano de obra temporal para las distintas campañas, hace que muchas de estas personas aprovechen las mismas a lo largo del año.
Tal y como están las cosas en estos momentos, el mercado laboral granadino ofrece a quien busca una segunda actividad compatible con la primera puestos de escasa cualificación y, por ende, remuneración. Tales como teleoperador, azafata de congresos o vendedor de cualquier tipo de producto.
Vías alternativas
Pero no todos quienes buscan una segunda actividad acuden al SAE o consultan las ofertas de trabajo de cualquier periódico. Muchos optan por una vía alternativa, cual es la de gestionarse ellos mismos esta actividad. Se trata, por lo general, de profesionales liberales o autónomos, que no tienen mayor problema para conseguir unos ingresos extras cada mes. Algunos incluso superan a la nómina que cobran en su empresa, bien sea privada o tenga carácter público.
Los casos más visibles son los de los fontaneros, electricistas, calefactores, jardineros, informáticos... que una vez terminan su jornada laboral se dedican a hacer trabajos a nivel particular, con el atractivo para el cliente de que no le cobrarán el IVA y sus tarifas suelen ser más económicas que las de las empresas para las que prestan sus servicios.
Como resulta evidente, muy pocas de estas personas declara a Hacienda los ingresos 'extras'.
Fuente: periodico Ideal del 15 de septiembre de 2008
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