Hace unos días, los miembros del Círculo Tradicionalista de Granada General Carlos Calderón remitimos una carta al último superviviente del Tercio de Requetés Isabel la Católica, el granadino don Juan Manuel Rubio, residente hoy en Castilla la Vieja, transmitiéndole nuestro agradecimiento por su servicio a la causa de Dios y de España y mostrándole nuestro profundo respeto y afecto.
Cuál ha sido nuestra sorpresa y deleite al recibir esta noche una llamada telefónica del veterano excombatiente en respuesta a la misiva. Don Juan Manuel cuenta con más de 100 años a sus espaldas pero conserva una lucidez asombrosa. Aunque madrugador, le gusta pasar las noches en tertulia. Se acuesta sobre la una, nos comenta, y a las ocho de la mañana ya está levantado. Va a diario al casino y está implicado en labores de la Iglesia.
La conversación no ha tenido desperdicio. Hemos podido saber de sus combates en Órgiva con el tercio; de cómo conoció a S.A.R. don Javier de Borbón Parma en 1937, poco antes de ser expulsado de España por orden de Franco; de cómo visitaba al Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista, don Manuel Fal Conde, cuando dependía tan sólo de los tradicionalistas, al haber dejado el ejercicio de su profesión para dedicarse al liderazgo de la Comunión, siendo posteriormente perseguido por el régimen que tanto le debía; de la sorprendente afinidad con el también desterrado Manuel Hedilla, al que conoció igualmente, y a quienes los falangistas de hoy consideran un revolucionario, pero que, realmente —según nos cuenta— fue un católico íntegro a quien el propio Fal Conde consideraba amigo. También hemos sabido de sus problemas con el gobernador civil y de cómo en una ocasión fue apedreado junto a Juan Bertos en la Gran Vía de Granada por los (¿aliados?) falangistas que, en realidad —según don Juan Manuel— no eran más que rojos reconvertidos, muchos de ellos al menos. «La guerra la hicimos nosotros», dice, refiriéndose a los carlistas.
Pese a oponerse como tradicionalista a la unificación forzosa del partido único totalitario de la F.E.T., don Juan Manuel fue algún tiempo jefe de prensa y propaganda del Movimiento en Granada hacia el final de la guerra. Pero la experiencia vital de nuestro amable y simpático veterano no se limita a las hazañas bélicas. Rubio ha dirigido empresas y conocido mundo, recorriendo diversos países de América y Oriente Medio. Durante la crisis de los 70 estuvo por negocios en Bagdad, donde tuvo trato con Sadam Hussein, al que se cargaron hace nueve años, según nos dice, por el petróleo y «por proteger a los cristianos». En una conversación que mantuvo con él, el propio líder iraquí le comentó que el retraso de los árabes se debía a su religión, nos comenta. Guarda buenos recuerdos de su estancia en Bagdad y del buen trato que recibió de los iraquíes, que le llamaban side y le respetaban como español y granadino, siendo Granada para ellos una especie de ciudad mítica.
Don Juan Manuel nos dice que la España de hoy es un desastre. Pero él sigue en primera línea de combate y no ha abandonado la trinchera, por lo que sigue redactando textos políticos. También escribió hace años un libro sobre Isabel la Católica, que sigue siendo muy vendido, con el objetivo de fomentar la causa de su beatificación. Mucho nos hemos alegrado de su llamada, a la que seguirán otras, Dios mediante, pues le gusta conversar con los jóvenes carlistas y tiene sin duda mucho que contar. Dios conserve aún largos años a nuestro buen amigo, correligionario y paisano y quiera la Providencia que los tradicionalistas de hoy sepamos emular —siquiera mínimamente— a nuestros heroicos veteranos que lucharon por una España mejor que la que hoy tenemos.
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