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viernes, 4 de marzo de 2016

Jesús Comín

Tal día como hoy, un 4 de marzo de 1939, moría el insigne tradicionalista aragonés D. Jesús Comín Sagüés.

Jesús Comín Sagüés
(Zaragoza, 1889 - Zaragoza, 1939)

Abogado español, doctorado en Filosofía y Letras, n. el 19 de abril de 1889 y m. en febrero de 1939.
Perteneció al Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos, habiendo ocupado cargos universitarios. Poseía una extensa cultura y se había especializado en estudios políticos, filosóficos, literarios e históricos. Desde los comienzos de su juventud su actuación fue continua, tanto en el campo del catolicismo activo como en el terreno político.

Militó toda su vida en el carlismo, siguiendo la senda de todos sus antepasados. Su abuelo paterno, don Bienvenido Comín, eminente jurisconsulto aragonés y ecritor, fue quien en la famosa Junta de Londres expuso a Carlos VII, y a requerimientos de éste, los fundamentos jurídicos de sus derechos al trono de España, y más tarde, durante la guerra civil, ocupó el cargo de secretario de despacho de don Carlos, encargándose de los asuntos civiles y de Estado. Su padre, Francisco J. Comín, decano de la Facultad de Derecho, fue el redactor de alguno de los magníficos manifiestos de don Jaime de Borbón. Su tío carnal, Pascual Comín, desempeñó el cargo de delegado político de don Jaime en España, a raíz de la disidencia de Mella.

Jesús Comín fue elegido diputado en las elecciones el 19 de noviembre de 1933 y en las del 16 de febrero de 1936. De su labor parlamentaria, amplia y extensa, resalta su famosa intervención sobre la F. U. E. en febrero de 1934, que estuvo a punto de originar la caída del Gobierno y que fue causa, a los pocos días, de la dimisión del ministro de Instrucción pública, así como las interpelaciones sobre Canfranc y Cataluña, la primera de las cuales provocó el viaje a Canfranc de los ministros de Hacienda y Obras públicas, Chapaprieta y Cid. Merecen destacarse también sus profundos trabajos sobre legislación municipal en la Comisión de Gobernación y sus gestiones continuas en pro de los intereses de la región aragonesa.

Propagandista formidable, recorrió toda España tomando parte en innumerables actos carlistas y del Bloque Nacional que presidió Calvo Sotelo. Éste, con quien le unía una gran amistad, tenía un alto concepto de las dotes políticas de Jesús COMÍN, en quien había puesto grandes esperanzas. Fundó el semanario carlista de información El Lunes y colaboró en innumerables periódicos y revistas.

D. Jesús Comín, comandante, conversando con dos alféreces del Requeté aragonés(Fotografía tomada de Documentos y Archivos de Aragón)

Fue jefe regional del Tradicionalismo en Aragón y el alma de la Comunión en tierras aragonesas, a la que dio un impulso gigante. En tiempos de la monarquía de [el llamado] Alfonso XIII tomó parte en cuantas conspiraciones jaimistas se organizaron y rechazó las facilidades de encumbramiento político que se le ofrecieron durante la dictadura del general Primo de Rivera. Plenamente convencido de que solamente por la violencia se salvaría España del estado caótico en que la sumía la República, figuró en todos los complots tramados para destruirla, así como en los preparativos del Movimiento Nacional, prestando relevantes servicios. Demostró siempre gran entusiasmo, patriotismo y actividad y al producirse el Alzamiento presentó en el cuartel de Castillejos, de Zaragoza, gran número de requetés.

El día 20 de julio de 1936 se trasladó a Pamplona para llevar armas al general Mola, y el 22 repitió el viaje, cruzando con gran peligro los pueblos sublevados. En Navarra, merced a sus activas actuaciones, se organizó el tercio de Doña María de las Nieves, con el que marchó el día 24 a Zaragoza, imponiendo con dichas fuerzas la tranquilidad en aquella capital, que abrazó resueltamente el Movimiento liberador y enarboló la bandera española en la Diputación provincial y demás centros oficiales.

La Junta Regional Carlista de Navarra le nombró comandante del Requeté. Al día siguiente, 25 de julio, escoltado por los requetés navarros y aragoneses, llevó y repuso en su antiguo trono del salón de sesiones del Ayuntamiento de Zaragoza la imagen de la Virgen del Pilar que las autoridades municipales sectarias habían sacado de las Casas Consistoriales y que se hallaba en depósito en la Seo. Fundó los tercios de Requetés aragoneses, siendo el primero el del Pilar y haciendo con ellos vida de campaña. Allá donde actuaban sus requetés, estaba siempre él, infundiéndoles, con su presencia y ejemplo, bríos y entusiasmo.

Ocupaba los lugares de mayor peligro, hasta el punto de que las autoridades militares hubieron de llamarle la atención en varias ocasiones ante el riesgo que corría, ya que se acercaba hasta las primeras líneas de fuego. Fue de las primeras personas que entraron en Teruel y Caspe al frente de las fuerzas conquistadoras hasta la frontera con el fin de realizar sus servicios. Ello provocole una pulmonía (agravada a consecuencia de las lesiones causadas por la bomba antes aludida y las que le produjo en el pulmón un grave accidente de automóvil sufrido en el frente de Teruel en enero de 1937 que, además, le ocasionó un grave magullamiento general), falleciendo a los once días de guardar cama. Presidieron su entierro todas las autoridades, entre ellos, los generales Monasterio y Moscardó. En el acto del sepelio, y ante la tumba que iba a recibir sus restos mortales, el general Monasterio pronunció estas palabras:

«Estoy autorizado a decirlo: la guerra se ha ganado porque Zaragoza la ganó en los primeros días. El triunfo de Zaragoza se debe en gran parte a Jesús Comín.»


Extraído de la Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana (Espasa, 1944). Volumen III. Pags. 389-390

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