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jueves, 23 de junio de 2016

Matías Barrio y Mier

D. Matías Barrio y Mier
(10 de febrero de 1844 — 23 de junio de 1909)

Tal día como hoy, en 1909, moría uno de los más preclaros varones de la Causa. Nos referimos al insigne Barrio y Mier.

Nacido en Verdeña (Palencia) el 10 de febrero de 1844 en el seno de un hogar distinguido, religioso y tradicionalista, consagrose desde niño al estudio con tan intensa aplicación y tan brillante aprovechamiento que muy joven aún, según escribe uno de sus biógrafos, «tenía cursadas seis carreras, habiendo sufrido dieciséis ejercicios para la obtención de grados; ganó, previa oposición, multitud de premios ordinarios o de asignaturas, tres extraordinarios de grado, recibiendo cuatro grados de Bachiller, cuatro de Licenciado y tres de Doctor».

Orador de fácil y enjundiosa palabra; erudito en múltiples disciplinas, especialmente en las jurídicas y sociales, y versado en el cultivo de las lenguas, cinco de las cuales dominaba a la perfección, ejerció la abogacía. Fue uno de los más esclarecidos miembros del Profesorado. Ocupó un escaño en las Cortes de Amadeo, en las que representó a Cervera del Río Pisuerga y, siendo el más joven de todos los diputados de 1871, asombró con su portentosa inteligencia al Congreso, el cual le nombró tercer Secretario de su Mesa presidencial.

Al estallar la guerra civil (tercera guerra carlista), dejando cátedra y bufete, ofreció sus servicios a Carlos VII. Este le confirió el cargo de Corregidor de Vizcaya y el Decanato de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oñate. Concluida la guerra, emigró a Francia y reintegrado a la Península, obtuvo nuevamente cátedra en Oviedo y después en Madrid, de cuya Facultad de Derecho fue elegido Decano en 1906, y años antes Consejero de Instrucción pública.

A partir del año 1891 hasta su muerte —salvo una sola legislatura— presidió la brillante Minoría carlista en la Cámara popular, representando al distrito mencionado en líneas anteriores, y en 7 de diciembre de 1899 Carlos VII le dio la Delegación de la Causa en sustitución del Marqués de Cerralbo.

El 23 de junio de 1909 fue día de intenso duelo para nuestra Bandera y para España, como lo demostró el fúnebre cortejo que acompañó al cadáver de nuestro eximio biografiado a la estación del Norte, de Madrid, para ser inhumado en el cementerio de su humilde pueblo nativo. Palencia honró con su nombre a una de sus calles y la Comunión católico-monárquica le admira en el glorioso catálogo de sus más esclarecidos paladines.

El Cruzado Español (20 de junio de 1930)

lunes, 20 de junio de 2016

Senante en Málaga (1908)

Tal día como hoy, 20 de junio, en 1908, la ciudad de Málaga recibía la visita del gran tribuno integrista —posteriormente carlista— D. Manuel Senante, que contó con la asistencia de los carlistas malagueños, lo que evidencia el ambiente de cooperación que reinaba entre ambas formaciones antiliberales durante el periodo alfonsino y que posibilitaría su posterior reunificación en 1931. Así narraba el acontecimiento el diario El Siglo Futuro:

Manuel Senante Martínez
(Alicante, 1873 — Madrid, 1959)

SENANTE EN MÁLAGA  
Tomo la pluma hoy para escribir esta información bajo la impresión de entusiasmo más grande que en vez alguna lo he hecho, y al mismo tiempo con la seguridad de no saber yo acertar a describir toda la importancia que tiene para la política de esta ciudad la venida á ella de nuestro diputado D. Manuel Senante, según lo que ha hecho afianzar las ideas francamente antiliberales aquí, y acaso lo que ha hecho titubear en sus direcciones á aquellos otros que, engañados, caminaban por senderos diversos, ó no caminaban, que es caso demasiado frecuente en estos tiempos.
El sábado, á las cinco y media, llegó el señor Senante, acompañado desde Bobadilla por el presidente y secretario de la Junta regional integrista, D. Ignacio Fernández de la Somera y D. Enrique Huelin. En la estación aguardaban al ilustre viajero muchísimas personas, todas afectas á las ideas antiliberales y pertenecientes á los diversos grupos que hay en el Circulo anliliberal.
Desde la estación se dirigió la comitiva al Palacio obispal, donde el Sr. Senante ofreció sus respetos al Prelado, dando así público testimonio de la incondicional adhesión á la Iglesia de la política tradicional española que representa. 
El señor Obispo recibió al diputado católico y á todos los que le acompañaban (unas 140 personas) en el salón del trono, y con frases afecutuosas le dió á aquel la bienvenida y á éstos los felicitó por la obra de propaganda que hacían trayendo á Málaga un tan esforzado paladín de la política católica.
En la noche, el presidente de la Junta regional invitó a comer en su domicilio al Sr. Senante y a los señores de la misma Junta que estaban presentes en esta ciudad y no imposibilitados por enfermedad u otras causas. Durante la comida reinó la más franca cordialidad y oímos de la boca autorizada del Sr. Senante la exposición de algunos puntos de orientación para su desenvolvimiento aquí, compatibilizados con las circunstancias locales, como manera de llevar la obra de propaganda.  
Ayer, por la mañana, el Sr. Senante y muchísimos de sus amigos, concurrieron á la Catedral á oir la Misa que celebró el Prelado como término del Triduo eucarístico que se celebraba, y en ella se repartió el Pan de los Angeles á todos.  
A las doce se celebró un almuerzo íntimo en los jardines de Hernán-Cortés, y en medio de la más abierta confianza y jovialidad ganó el señor Senante la simpatía personal, que fácilmente conquista su carácter franco y sencillo.  
A las tres de la tarde recibió en el hotel donde se hospeda la visita del Prelado.  
Y por la noche se llevó á cabo el acto verdaderamente fundamental que es seguro que ha de señalar un momento muy determinado en la historia del integrismo local y en la vida del Círculo antiliberal, que comienza sus trabajos realizando un acto de propaganda de tal importancia.  
El salón principal del Círculo estaba completamente lleno, figurando en primer lugar muchas y distinguidas señoras, de las que con muchísima razón decía el Sr. Senante que podía esperarse muy decidido y eficaz auxilio para el triunfo de nuestras aspiraciones. 
Las demás dependencias del Círculo estaban materialmente ocupadas por hombres tanto como de verdad cabían, la mayor parte de pie; la Secretaría, la biblioteca, los pasillos y el guardarropa. Respetables Capitulares, entre ellos nuestro querido amigo el Penitenciario D. Francisco Muñoz Reina, que ha acompañado al Sr. Senante en todos los momentos; representaciones de los reverendos Padres Capuchinos de Ubrique y Trinitarios de Antequera; comisiones de integristas y de antiliberales de Vélez, Coín, Alora, Torrox, Colmenar, y la Junta regional da Sevilla, que había hecho el honor al corresponsal que suscribe de confiarle su representación en estos actos. Concurrió también todo el personal del partido integrista local, la casi totalidad de los carlistas de Málaga, y un número considerable de católicos antiliberales completamente identificados con nuestro credo político, pero que no tienen filiación determinada en ninguno de los dos partidos tradicionalistas.  
La mesa estaba constituida por el presidente del Círculo, D. Enrique Huelin, que tenía á su derecha a D. Manuel Senante, á su izquierda á D. Ignacio F. de la Somera, presidente de la Junta regional integrista, á D. Gerardo M. Casado, concejal de este Ayuntamiento y vicepresidente del Círculo antiliberal.  
El Sr. Huelin, con la frase sencilla que le es propia, hizo la presentación del Sr. Senante, bosquejando, en pocos y salientes rasgos, la historia política de éste y su significación en los actuales momentos, dándole las gracias, á nombre del Círculo, por la dignación que tenía de venir á ocupar su tribuna.  
Seguidamente el Sr. Somera, á nombra de los integristas de esta región, saludó al Sr. Senante por sus brillantes campañas parlamentarias y el acierto con que viene dirigiendo EL SIGLO FUTURO. 
El Sr. Casado también dio al Sr. Senante la bienvenida y le saludó á nombre de los católicos independientes antiliberales, ó sea sin filiación á los partidos tradicionalistas. D. Vicente Chervas que debía hacer igual saludo á nombre de los carlistas del Círculo, se encontraba enfermo y no pudo concurrir, privándose, no sólo del gusto de escuchar su elegante palabra, sino de ver completo el cuadro en aquel momento.  
Entre un ensordecedor aplauso se levantó á hablar el Sr. Senante.  
Seguir el hilo de su discurso para extractarlo es imposible. Todo el credo integrista en admirable síntesis fué el objeto de ella. Con su frase elegantísima, con su decir correcto y con su elocuencia arrebatadora, señaló la gran importancia que tiene en estos momentos históricos la acción antiliberal en la política española, haciendo resaltar todos los males que positivamente han traído á España los partidos que se llaman liberales, desde el más radical hasta el más moderado ó conservador, y que nos han conducido á la ruina, y á titulo de libertad, han acabado con la verdadera y cristiana libertad en todos los órdenes sociales, produciendo el desquiciamiento de la enseñanza, la hacienda pública, la armada y el ejército, la familia, el Municipio, la región y hasta las relaciones internacionales. 
Y completó el cuadro llenando el fin que principalmente se había propuesto, ó sea excitar los entusiasmos y arengarlos para la lucha, advirtiendo en párrafos de sorprendente elocuencia, los peligros y sinsabores que esa lucha tiene, pero él compromiso de honor que tenemos los católicos españoles para trabajar sin descanso hasta matar el liberalismo, todo liberalismo, autor de nuestra ruina, y reedificar nuestra gloriosa tradición sobre la base de la unidad católica.  
Para ello —decía el Sr. Senante— debemos ante todo ser intrasigentes con todo lo que quiera empañar el brillo de nuestros salvadores ideales, por muy habilidoso que sea el disfraz con que oculte sus aviesas intenciones, estando apercibidos para evitar toda sorpresa, y en segundo lugar, trabajar sin descanso, con absoluta y verdadera sumisión á la Iglesia santa de Dios y á sus Prelados, para la implantación y realización de nuestro programa en la vida pública, procurando ser nosotros como savia que lleva su saludable influjo á todos los organismos del cuerpo social, hasta conseguir paso á paso con decisión y perseverancia la restauración absoluta, íntegra, radical de España en Cristo, y que éste reine en las leyes, en las instituciones, en el poder; en una palabra, sobre toda España.  
A grandes rasgos expuso después las ventajas de la constitución tradicional regionalista de España, comparándola con la actual Constitución, ficticia, centralista y liberal.  
Dedicó un sentido y caluroso recuerdo al que fué nuestro ilustre jefe, D. Ramón Nocedal, en cuyos heroicos trabajos debemos inspirarnos, y propuso también como ejemplos que imitar á los beneméritos integristas andaluces, Mateos Gagol, insigne polemista, maestro entre los maestros; Mariscal, brillante periodista, elocuente tribuno e infatigable y benemérito luchador de la causa integrista, y la por tantos títulos ilustre malagueña, modelo de señoras cristianas, doña Trinidad Grund.  
Felicitó á los iniciadores del Círculo y á cuantos de él formaban parte; estimuló á éstos á perseverar, y á los que á él no pertenecen á estudiar reflexivamente nuestro programa, cuyas excelencias les llevarán á abrazarlo. Y terminó, después de dedicar sentidas frases de elogio á Málaga, excitando á todos los malagueños á ser los primeros en la defensa de la libertad, como dice su escudo, pero de la verdadera, de la única, de la cristiana libertad.  
Los párrafos de este brillante discurso eran acogidos todos por prolongados aplausos y los entusiasmos crecieron por momentos y se exteriorizaron con frecuentes interrupciones y signos de aprobación, que en esencia eso es la verdad que se impone y que se acepta universalmente por todos, aun por aquellos que tienen filiación en partidos liberales en cuanto se les habla á la conciencia y se les hace parar la imaginación á contemplarla desposeída de lo que le sugestiona su propio interés.  
El discurso del Sr. Senante fué un éxito colosal, más que para el ilustre orador, que no lo necesitaba sobre los ya ganados en su vida pública, para esta ciudad y para los antiliberales de ella.  
El auditorio rindió el justo tributo que merecía, pero no regateó su calurosa felicitación á la Junta del Círculo, que tomó sobre sí la empresa de traer á tan ilustre hombre á sus salones, y también agradeció mucho al Sr. Somera el que hubiera puesto al servicio de las ideas toda la fuerza integrista de que es dignísimo presidente en esta región.  
Y tanto á la Junta del Círculo como á la del partido integrista, veíasele gozar en la consideración del éxito de su empresa, en cuanto ésta determina entusiasmos en sus adictos y asegura éxitos no lejanos. 
Dios lo consienta y premie las buenas intenciones. 
JOAQUÍN BUGELLA.
22 Junio 1908

El Siglo Futuro (24/06/1908)

domingo, 19 de junio de 2016

«El rey reina pero no gobierna»


Seamos sinceros: la actual monarquía parlamentaria está inoperativa en nuestra patria.

Desgraciadamente, el que se dice rey es un monigote en manos de la partitocracia y de los poderes en la sombra. Esa era la idea en su momento. He ahí la verdadera imagen del rey-títere impulsado por el liberalismo. A mí, como monárquico convencido que soy, me duele ver eso.

El Liberalismo o, mejor dicho, las sociedades secretas crearon, entre otras cosas, ese tipo de monarquía –que no es sino una república coronada– para hacer y deshacer a su antojo en los gobiernos de las naciones sin obstáculos de ningún tipo. Por eso, en gran parte, esa inquina y también esa obstaculización desde siempre contra la rama legítima borbónica; pues esta, gracias a Dios, no «se casa» con sociedades secretas ni cosas por el estilo, ni se dejaría manipular por gobiernos corrompidos por ellas.

El rey que yo sueño para España es un rey que reina y gobierna, poder moderador, que «desencasquilla» situaciones delicadas, que tiene voz y voto... Pero ahora mismo, como parece estar configurada la actual monarquía parlamentaria, todo eso es imposible.

La actitud de la monarquía liberal desde su restauración después de la muerte de Franco, transigiendo con un sistema que nos ha llevado a la situación actual, es inaceptable, pues todo lo que nos costó sangre, sudor y lágrimas levantar a los españoles para hacer funcionar a este país lo han estado haciendo evaporarse con los años, no haciendo apenas nada los que se dicen monarcas para contrarrestarlo.

Y hoy en día, concretamente, seguimos igual, permitiendo el actual jefe del Estado la entrada de fuerzas en las cámaras y en los futuros gobiernos que, si nadie lo remedia, a la larga, acabaran con lo poco que queda en pie, dando la estocada final a la nación y, por supuesto, de paso tirando piedras contra el propio tejado de la institución monárquica.

jueves, 2 de junio de 2016

Historia del Tradicionalismo Español de Melchor Ferrer en versión digital


HISTORIA DEL TRADICIONALISMO ESPAÑOL
por Melchor Ferrer, Domingo Tejera y José F. Acedo (1941-1979)


Tomo I: El pensamiento español desde los tiempos de San Isidoro hasta la sublevación masónica de 1820 (Ediciones Trajano, Sevilla, 1941)

Tomo II: El precarlismo. Desde el pronunciamiento de Riego hasta la muerte de Fernando VII (Ediciones Trajano, Sevilla, 1941)

Tomo III: Carlos V de Borbón. Desde la muerte de Fernando VII hasta la promoción de Zumalacárregui al mando supremo del Ejército carlista del Norte (Ediciones Trajano, Sevilla, 1942)

Tomo IV: Zumalacárregui: su primera campaña. Desde la promoción de Zumalacárregui al mando en Jefe del Ejército Real del Norte, hasta la llegada de Carlos V a Navarra (Ediciones Trajano, Sevilla, 1943)

Tomo V: Segunda campaña de Zumalacárregui. Desde la entrada de Carlos V en Navarra hasta final de 1834 (Ediciones Trajano, Sevilla, 1943)

Tomo VI: Última campaña de Zumalacárregui. De enero de 1835 al sitio de Bilbao (Ediciones Trajano, Sevilla, 1943)

Tomo VII: Muerte de Zumalacárregui y primer sitio de Bilbao. La Guerra Civil durante el primer semestre de 1836 (Ediciones Trajano, Sevilla, 1945)

Tomo VIII: González Moreno en el Norte. Desde el levantamiento del primer sitio de Bilbao, a fin de Diciembre de 1835 (Ediciones Trajano, Sevilla, 1946)

Tomo IX: Ramón Cabrera. Expedición de Guergué a Cataluña. Desde julio de 1835 a la terminación de dicho año (Ediciones Trajano, Sevilla, 1947)

Tomo X: Erro, ministro universal de Carlos V. Mando del General Eguía en el Norte. Enero-junio de 1836 (Ediciones Trajano, Sevilla, 1948)

Tomo XI: Las provincias españolas hasta la expedición de Gómez. 1836 (Ediciones Trajano, Sevilla, 1948)

Tomo XII: Mando del General Villareal en el Norte. Expediciones de los Generales don Miguel Gómez, don Basilio Antonio García y don Pablo Gómez (Editorial Tradicionalista, Madrid)

Tomo XIII: Periodo de mandos en el Norte del Infante Don Sebastián y General Uranga. Expedición Real, 1837 (Editorial Tradicionalista, Madrid)

Tomo XIV: Mando de los generales Guergué y Maroto en el Norte. 1838 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XV: El Conde de España en Cataluña. Defensa de Morella. 1838 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XVIMando de Maroto en el Norte: Los fusilamientos de Estella y el Convenio de Vergara. Mando del Conde de España en Cataluña. 1839 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XVII: Carlos V en Bourges. Fin de la guerra de los siete años. Septiembre 1839 - Julio 1840 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XVIIICarlos V. Desde la terminación de la guerra de los Siete Años en 1840, hasta la abdicación de Carlos V, en 1845 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XIX: Carlos VI. Desde la abdicación de Carlos V en 1845 hasta el fin de la guerra de los matiners en mayo de 1849 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XXCarlos VI. Desde el final de la guerra de los matiners en 1849 hasta la terminación de la campaña montemolinista de 1855-56 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XXICarlos VI. San Carlos de la Rápita. Desde la terminación del alzamiento montemolinista en 1856 hasta el fallecimiento del Conde de Montemolín en enero de 1861 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XXIIJuan III. Desde la muerte de Carlos VI en 1861 a la abdicación en 1868. Comienzo de la vida pública de Carlos VII (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XXIII (volumen I): Carlos VII. Desde la abdicación de Juan III en 1868 hasta la tercera guerra en 1872 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XXIII (volumen II): Documentos (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla)

Tomo XXIV: Carlos VII. Tercera guerra civil. 1872 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1958)

Tomo XXVCarlos VII. La guerra civil en 1873 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1958)

Tomo XXVICarlos VII. La guerra civil, 1874 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1959)

Tomo XXVIICarlos VII. Tercera guerra. Enero de 1875 hasta el final de febrero de 1876
 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1959)

Tomo XXVIII (volumen I): Carlos VII. Desde la terminación de la tercera guerra en 1876 hasta el fallecimiento de Carlos VII en 1909 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1959)

Tomo XXVIII (volumen II)Documentos (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1959)

Tomo XXIXJaime III. Desde su proclamación en julio de 1909 hasta su fallecimiento en octubre de 1931 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1960)

Tomo XXX (volumen I): Alfonso Carlos I. Desde la proclamación de Don Alfonso Carlos en octubre de 1931 hasta su muerte en Viena en septiembre de 1936 (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1979)

Tomo XXX (volumen II): Documentos (Editorial Católica Española, S.A., Sevilla, 1979)