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lunes, 25 de junio de 2018

Reseña: Imperiofobia y Leyenda Negra, de María Elvira Roca Barea.


Imperiofobia y leyenda negra.
Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio Español.
María Elvira Roca.
Biblioteca de Ensayo Siruela. 479 pp.


«Imperiofobia y leyenda negra» es una obra sobre el fenómeno de las Leyendas Negras, especialmente extrapolado al caso español. Toda la obra gira en torno al concepto de lo que Elvira Roca denomina imperiofobia. En pocas palabras, cuando una nación adquiere una posición dominante o hegemónica sobre las demás —o sea, se convierte en un Imperio— empieza a crearse en torno a ella una serie de tópicos con el propósito de desacreditarla o denigrarla.

En la obra, Elvira Roca examina este fenómeno en diversos casos, que son, como indica el subtítulo, el Imperio Romano, Rusia y Estados Unidos, y traslada las conclusiones al caso español. La tesis principal de este libro es que la Leyenda negra española no es un fenómeno único en la historia, sino que responde a unas características que se repiten a lo largo del tiempo.

Es más, incluso cita una serie de constantes en todos los casos: diversos pueblos agrupados bajo el Imperio, tendencia del Imperio a la autocrítica, naciones conquistadas por el Imperio que lo denigran como medio de resarcirse por la conquista o como medio de afirmación nacional, y ataques por parte de potencias extranjeras que ocultan envidia, temor o pretensiones de sustituirla como potencia hegemónica.

Entre los tópicos de las leyendas negras, se cita la raza impura, el Imperio que se hace o mantiene por mera casualidad (el Imperio inconsciente), el Imperio subordinado a siniestros intereses internacionales (España y EE.UU.), el bajo nivel cultural y el Imperio depredador o genocida que saquea a todos los pueblos que conquista.

Se trata de un libro monográfico, destinado más al análisis de un caso que a la simple literatura apologégica o anti-negrolegendaria, si bien también tiene algunas partes destinadas a analizar los tópicos de la Leyenda negra.

Es un libro ameno y bien construido, y la verdad es que a pesar de la sorpresa inicial de que se haya convertido en un best-seller debido al considerable tamaño utilizado, algo bastante extenso para la simple literatura de divulgación, a la larga es algo que se entiende bastante bien.

La obra se organiza en tres partes: una primera en la que se estudia la imperiofobia en los casos romano, estadounidense y ruso; una segunda en la que se estudia la Leyenda negra y sus tópicos de forma regional, en los países más relacionados con ella (Italia, Alemania, los Países Bajos e Inglaterra, aprovechando también para desmontar algunos de los tópicos más comunes, junto a una sección más larga destinada a América), y finalmente una tercera parte, donde estudia la evolución de la Leyenda negra desde la Ilustración hasta nuestros días.

La sección americana de la segunda parte es de las más interesantes, pues expone la "maquinaría imperial" en América, y su relación con la integración de los indígenas en el "imperio", así como diversos logros que ponen a España por delante de otros países europeos, como son las tesis de autores como Vitoria y Suárez, el Protomedicato de las Indias, las universidades españolas, los pactos con los indígenas, las reducciones y las misiones franciscanas o cómo los mineros de Nueva España eran los mejor pagados de Occidente.

Lo más curioso —y tal vez la principal novedad con respecto a otras obras al uso— es que es la primera vez que se reniega de una forma tan radical de la Ilustración. Se dice, por ejemplo, que Carlos III se pasó el resto de su reinado intentando tapar los agujeros que provocó con la expulsión de los jesuitas en 1767, y se nos cuenta cómo el gran aparato creado en América acabaría desmontado tras las independencias por la influencia del prusiano Alexander von Humboldt. Éste criticó el sistema de sistema de intervencionismo estatal para estabilizar los salarios, desestimó e ignoró el Barroco americano y luego entregó información sobre la América española a Estados Unidos, pues las autoridades españolas le habían permitido libertad de acceso a los documentos; finalmente su influencia trascendió a las autoridades mexicanas, que aplicaron las sugerencias de Humboldt con funestos resultados.

Se hace una defensa implícita de la tradición española frente al legado de la Ilustración, cuyos exponentes menospreciaron el pensamiento clásico español, así como el legado cultural de España en América, de forma que serían relegados al olvido hasta ser redescubiertos por la investigación científica en el siglo XX.

Cabe agradecer a la autora de este libro, Elvira Roca, aunque se confiesa atea y de familia republicana y masona, la pequeña apología del catolicismo que se hace, dónde se enfatiza que, desde el principio de la llamada Reforma, los católicos no recurrieron a la propaganda difamatoria del mismo modo que los protestantes, sino que procuraron recurrir siempre a la verdad, hasta el punto de reunir Felipe II una comisión para defender la actuación de los conquistadores en América. También es de señalar que la cita de Chesterton «cuando se deja de creer en Dios, en seguida se comienza a creer en cualquier cosa» encabeza la tercera parte del libro, dedicada a la Leyenda Negra desde el "Siglo de las Luces" hasta nuestros días.

El pero de este libro es el uso para la Monarquía Católica del término Imperio, inexacto jurídicamente, aunque se entienda su significado de "potencia hegemónica". Otra pega es la alabanza, a la hora de defender España, de la Unión Europea y otros sistemas liberales (como lo que se intuye que es el Estado del Bienestar), con el aparente propósito de defender el sistema español como "moderno". Sin embargo, teniendo en cuenta que nos movemos en un marco demócrata y liberal, creo que podemos hacer la vista gorda.

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