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jueves, 20 de julio de 2017

El Alzamiento Nacional de 1936 fue obra del Carlismo. III - La muerte de Sanjurjo

LA MUERTE DE SANJURJO 

La muerte trágica del general Sanjurjo se debió a una debilidad del general Mola para con el aviador Ansaldo, quien, por haber salvado el año 32 al general Barrera en su avioneta y haber llevado el día del Movimiento a Pamplona al señor Fal Conde, aterrizando en el campo de Noain después de varias peripecias y algunos peligros, se creía con el derecho de llevar al futuro Jete del Estado Español, general don José Sanjurjo, desde Lisboa.

Juan Antonio Ansaldo Vejarano (1901-1954)

Se habían convenido dos contraseñas, y también en esto está confundido el señor Iribarne en la obra aludida anteriormente; una que tenía por mitad y debía mandar el general Mola, si el Ejército se decidía a iniciar el Movimiento, y era parte de un recordatorio fúnebre de la señora de Carranza, de Cádiz, y otra que tenía el señor Fal Conde, también por mitad con el general Sanjurjo, y ésta era efectivamente un recordatorio del asesinado Canciller de Austria, Dollfuss, que el Rey mismo le había dado al señor Fal, y el envío de cuya mitad significaba que los Requetés empezaban el movimiento, al que luego, por el prestigio del general Sanjurjo, el Ejército se plegaría; pues el general, hijo de capitán carlista, muerto al frente de su escuadrón en la guerra del 72-76, y sobrino del general carlista Joaquín Sacanell, que fuera Secretario de Carlos VII en Venecia, quería siempre mandar requetés.

El señor Fal Conde había contratado los servicios del que pasaba por ser uno de los mejores aviadores europeos, el francés Lacombe, quien poseía varios records, y el bimotor de la entonces esposa Mollisson, en el cual acababa de batir el record de Inglaterra a la Ciudad del Cabo en África.

Los dos, Lacombe con su bimotor y Ansaldo con su avioneta, llegaron al mismo tiempo a Lisboa, aunque a distintos campos de aterrizaje, ya que, el bimotor no podía aterrizar en el reducido y deficiente campo de La Alberca.

(No es todavía llegado el momento de levantar el velo sobre él modo como se solventaron las dificultades surgidas por las reclamaciones del embajador del Gobierno republicano, el mismo que fuera ministro náufrago, según frase de Azaña, precisamente cuando regresaba de Buenos Aires a España para hacerse cargo de una cartera ministerial).

El general Sanjurjo se despide de su esposa y amigos antes de subir a la Puss

En atención a que el bimocor de Lacombe no podía aterrizar en el reducido campo de Noain, cerca de Pamplona, se decidió que lo haría en uno de los aeródromos del sur de Francia, posiblemente en Biarritz, donde estaba todo preparado para los inconvenientes que pudiesen surgir e incluso el guía que debía pasar al general Sanjurjo a través de la frontera franco-española.

Ansaldo, muy conocido de la colonia española, que hacía la contrarrevolución desde las hermosas y frescas playas de Estoril, pudo fácilmente lograr del general Sanjurjo que se confiase a su avioneta, en la que debía amarrarse, ya del primer momento, en un angostísimo sitio.

El entonces Director General de Seguridad en Madrid, Ángel Galarza, se alabó más tarde de haber dañado en alguna forma la avioneta; pero quien presenció la catástrofe aseguraba que, conociendo el pobre campo de aterrizaje de Cascaes y la más pobre avioneta de Ansaldo, aun reconociendo su destreza y capacidad, no necesita agentes extraños para explicarse el desastre ocurrido.

Estado en que quedó la avioneta después del accidente

La avioneta, sea por el estado del campo, sea por el exceso de peso, levantó vuelo con dificultad, de modo que pareció iba a estrellarse contra unos árboles por no ganar altura. Sorteó el obstáculo penosamente, y apenas transpuestos los árboles capotó, desplomándose e incendiándose el depósito de la nafta, sin que le fuera posible a Ansaldo vaciarlo antes por falta de tiempo, aunque hubiese atinado, y sin que le fuese posible al general deshacerse de las correas que lo aprisionaban, pereciendo abrasado entre gritos desgarradores.

Ansaldo tuvo que ser hospitalizado, tal vez más por la conmoción nerviosa y dolor, que por las quemaduras, que fueron leves, por fortuna.

Entretanto el bimotor con el gran Lacombe se morían de asco en un campo de aterrizaje, no lejano, se había torcido la dirección del Movimiento y se había hecho posible una guerra que todavía perdura.


EL REQUETÉ (Buenos Aires, 1 de marzo de 1939)

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El Alzamiento Nacional de 1936 fue obra del Carlismo. I - El plan
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