Gustan los liberales y modernos
de llamarnos a los carlistas y anti-liberales (en mayor o menor grado, en
general en mayor grado) reaccionarios,
medievales y retrógrados. Gustan también de creerse la vanguardia de los
tiempos; sin embargo, ellos mismos siguen sosteniendo posturas y argumentos
desmontados hace años, a veces, incluso por los mismos reaccionarios. Nuestro
Vázquez de Mella, por ejemplo, ya desmontó hace la friolera de cien años el
argumento de si somos independientes, no
pagaremos impuestos al Estado, y los nacionalistas catalanes (antes fueron los vascos) todavía siguen con el Espanya ens roba.
De manera similar, fuera de la Madre Patria, el escritor
inglés G. K. Chesterton ya avisó de que cualquier cosa dada por el Estado,
porque sea competencia o propiedad suya, será siempre una concesión, jamás un
derecho, por lo que el Estado siempre podrá revocarla si lo considera
necesario. Eso mismo pasa con las pensiones: se trata de una concesión
revocable.
Mucho se ha hablado del tema de las pensiones. Se ha dicho
que se trata de un sistema insostenible con la pirámide poblacional actual, e
incluso he oído llamarla estafa piramidal;
pero el problema de fondo es que algo tan vital como el dinero de la jubilación es organizado por el Estado. Teóricamente, durante su vida activa, un trabajador tributa a la
Seguridad Social, y ésta a cambio, le concederá unas pensiones cuando éste se
jubile.
El problema radica en que este sistema sólo funcionará
mientras el Estado sea capaz de ofrecer a los millones de jubilados existentes
y en número creciente pensiones dignas, pero si el Estado se ve obligado a
reducir su presupuesto por una crisis económica, o perdiera una sensible
cantidad de sus ingresos ordinarios, este sistema se vuelve inestable.
Cuando
este sucede, como es la situación actual, se puede tratar de presionar al
Estado para que haga una concesión más generosa, pero nunca pasará de ser mero
subsidio y concesión; y, lo que es peor, la presión sólo funcionará mientras el
Estado siga teniendo la capacidad de hacer aquello que demanda, pero si
perdiese esta capacidad, pongamos, porque dejase de percibir los gigantescos
préstamos necesarios para sus ingresos ordinarios, el sistema colapsaría y
arrastraría consigo al ingente número de dependientes del Estado.
En resumen, el mecanismo de presión popular mediante
manifestaciones solamente funcionará mientras el Estado siga siendo fuerte, por
lo que no debe tomarse sino como una solución provisional; si, por el contrario,
trata de mantenerse como solución permanente, una grave crisis supondrá un colapso
que se llevará por delante a mucha gente, que tendrá medios de reacción
posible.
Esccudo de la Hermandad de San José Obrero (Lucena) |
La solución final a esto no debe ser otra que la vieja
fórmula más sociedad, menos Estado,
esto es, se deben reducir las competencias del Estado a su estado natural con una
función subsidiaria adicional, y el resto debe regresar a la sociedad. Esto
debe hacerse paulatinamente con la recuperación de los cuerpos intermedios. En el caso
concreto de las pensiones, los gremios o, en todo caso, las cofradías, deben
recuperar su función de Seguridad Social. Eso supone que en vez de tributar a
la Seguridad Social del Estado, se tribute a los gremios, quedando estos
tributos en una suerte de Caja que pueda ser retribuido directamente en el
momento de la jubilación. El modo en que se organice internamente es cuestión
del cuerpo intermedio en concreto.
A pie de calle, no se notaría la diferencia entre ambos sistemas, sin embargo
esto supone en primer lugar la práctica desaparición de la burocracia dirigida
a operar en la Seguridad Social y consiguiente disminución de gastos o incluso impuestos para sustentarlos, y ganar la certidumbre de que los tributos no se utilizarán para otros
menesteres. Además, no es lo mismo una pequeña sociedad cuyos miembros se conocen personalmente y cuya sede está en tu misma localidad, un gigantesco e inaccesible Estado, con una gran burocracia, con sede en Madrid, y con grandes recursos financieros y de coacción.
Hoy día, los gremios son un mero recuerdo, o entre los que
todavía existen una sombra de lo que fueron un día; pero todavía perviven las
cofradías, que por ahora podrían ejercer la función de Seguridad Social para casos extraordinarios, o
incluso de Caja de Ahorro si en un momento dado se desconfía de la estabilidad
de los bancos. Es más, si se organiza una cofradía de trabajadores de un sólo
oficio, ésta podría llegar a evolucionar en gremio.
Ahora están todos los jubilados en masa indignados y movilizados por sus pensiones y privilegios, a buenas horas. Y esque cuando les tocan sus prerrogativas y peligra su viaje de vacaciones a Benidorm bien que se alarman y salen a la calle. Antes nada, y en cuanto les paguen esos porcentajes volverán a votar al PPSOE o a sus nuevos herederos.
ResponderEliminarTenen lo que se merecen, que votaron SI a esta Constitución. Por culpa de haber dejado entrar en España el demoliberalismo en 1978 estamos como estamos.
Cretinos, bien que muchos emigraron a la inmunda Europa en los 60 para hacer dinero, en vez de quedarse en la Patria intentando levantarla. La avaricia rompe el saco
Encima que se van a morir dentro de poco andan detrás de bienes caducos ambicionado bienes del más acá y no del más alla. Qué desastre
Asique yo no estoy con los pensionistas, ellos no están conmigo ni estuvieron con Las Españas grandes cuando votaron en 1978 "SI" a esta Constitución impía y antiespañola, que reniega de Dios y enjendra separatismos de partidos, de clase y regionales.
Y todo esto pasa también por confiar en el Estado cosas que en la España grande siempre fue competencia de la sociedad o cuerpos intermedios...las Mutualidades de previsión social por ejemplo. Los propios gremios gestionaban eso
Sigan ambicionado bienes terrenales...en vez de ir desvinculándose poco a poco del dinero, del ORO, solo así podremos vencer a la Sinagoga de Satanás pues es su única arma....el ORO.
La crisis en parte es castigo de Dios por haber apostatado España como Nación Católica que era. Dios permite que las Logias y las plutocracias nos estén esclavizando impunemente. En el Siglo Futuro no hay premio ni castigo para las Naciones y por eso Dios las castiga en esta vida y España se merece eso y más por haber echado a Cristo de sus instituciones.
Y esto a nivel mundial es inevitable por el curso de la historia y el dominio mundial irremisible judeomasonico-talmudico-cabalista. Sigan con revoluciones de opereta intentando crear el paraíso aquí abajo. La única salvación. Es Cristo Rey que está para venir ya.
PD. San José ni obrero ni trabajador, San José Artesano... pero ante todo, Santo Patriarca de la Iglesia y providentísimo custodio de la Sagrada Familia. El 1 de mayo no ha de celebrarse esa fiesta litúrgica masónica de San José obrero, fue una concesión al comunismo y da lugar a engaño.
Excelente entrada, ya es hora de desempolvar la doctrina "social" tradicionalista.
ResponderEliminarIncluso desarrolar las tesis distributistas (propietarismo foral: propiedad colectiva frente a propiedad individual burguesa o estatal totalitaria).
"El Estado servil" de Hilaire Belloc abunda mucho en esto o su "la Restauración de la Propiedad". Chesterton también abundó mucho en esto.
Echemos mano por tanto de nuestra doctrina para poder explicar a la gente lo que el Carlismo ofrece sin olvidar la búsqueda primera del Reino de Dios y su justicia.
Respecto a las Cajas de Ahorro, en España existían plenamente pero la última reforma bancaria impulsada por Europa las eliminó, quedando solo dos en Valencia a día de hoy.
Saludos.