Hoy, 18 de julio, día en que conmemoramos el 82 aniversario del Alzamiento Nacional, presentamos la carta abierta de los carlistas granadinos que, veinticinco años después de aquel glorioso día, seguían afirmando el espíritu del 18 de Julio y se oponían al ilegítimo nombramiento de Juan Carlos como futuro rey de España, traición al espíritu de la Cruzada que se consumaría finalmente en 1969 y sería el origen de buena parte de los males que padece España hoy:
CARTA ABIERTA
El clima de apatía política de España durante los últimos años —consecuencia lógica de la bonanza que disfrutamos—, va desapareciendo ante las declaraciones de la Jefatura del Estado sobre la forma natural de sucesión y desarrollo del Movimiento Nacional: la Monarquía Tradicional, Católica, Social y Representativa que concreta lo que es realmente entraña del pueblo español.
Junto con el legítimo afán surge la inquietud; no por el sistema, sino por la posible persona que encarnará la más alta Magistratura. Sin embargo, por la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado se han puesto las condiciones mínimas suficientes para que el problema sea, más que de persona, de condiciones objetivas, que den auténtico contenido a la prolongación del Movimiento Nacional.
La Comunión Tradicionalista está presente siempre en los momentos decisivos de la Patria; de una manera especial lo estuvo en la preparación del 18 de Julio, con sus Tercios de Requetés, que fueron cantera de héroes y mártires durante la Cruzada. También lo ha estado, aunque apartada de las responsabilidades inmediatas de la Política, una vez alcanzada la Victoria, pues el Estado ha dado contenido a su actuación política, interpretando a los pensadores tradicionalistas e incorporando a su actividad instituciones tradicionales.
Una vez proclamada la Monarquía Tradicional, Católica, Social y Representativa, corresponde a la Comunión Tradicionalista una principal tarea para llevarla a feliz término, llegado que sea su momento. No podemos estar dispuestos a que la bandera que se alzó en la Cruzada sea esgrimida por cualquier grupo arribista que, por mero compromiso y como de pasada, acepte los principios de la España de hoy para hacerse con el Poder. Queremos hacer vivir y sentir a todos los españoles los principios determinantes del 18 de Julio, como los sentimos nosotros, que es como lo sintieron nuestros mártires y pensadores. Enraizados con nuestra fe y nuestras convicciones católicas y patrióticas.
Conscientes de que eludir esta responsabilidad significaría desatender los designios de la Autoridad superior, traicionar el 18 de Julio y faltar a la cita que, una vez más, la Historia nos pide, creemos llegado el momento de la acción, ya que los tiempos próximos pueden ser tan graves para la paz, como lo fueron los que precedieron a la Cruzada, si España cayera en manos y propósitos que han demostrado ya su grave ineptitud.
Y como en aquella preparación del 18 de Julio, solicitamos hoy para la paz la intervención de todos los españoles conscientes de su responsabilidad, para que nos asistan en esta tarea nacional, sin que ello signifique afiliación política. Hacemos este llamamiento, a unos por el legítimo egoísmo de asegurarse la realidad de paz y orden que hoy se disfruta, y a los más, a la actual generación que siente la inquietud de los tiempos, y la necesidad de clarificar ideas, para que nos acompañe en la formación de los nuevos hombres que han de sentir auténticamente los ideales tradicionalistas y tomar en sus manos la responsabilidad del acontecer político, en el más noble sentido de rectoría de los destinos de la Patria.
Granada, marzo de 1962
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