Jacinto Martín Rodríguez pronunciando un discurso como jefe del Distrito Universitario del S.E.U., tras la Unificación forzosa (PATRIA, 4/10/1941) |
UNA ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DE LA A. E. T.
Las vacaciones estivales imponen un descanso obligado a las actividades escolares. Tras la labor docente del curso académico sobreviene un lapso de tiempo que marca un paréntesis en el trabajo escolar. Este descanso sirve para perfilar proyectos, mejorar lo hecho, preparar nuevas iniciativas que, al reanudarse el curso, den vigor a nuestras florecientes agrupaciones escolares.
Conocíamos la meritoria labor que la A. E. T. granadina ha venido desarrollando en el curso que acaba de fenecer. Teníamos grandes deseos de charlar un rato con el presidente de la misma y satisfacer nuestra curiosidad, que tan despierta se encuentra cuando se trata de nuestra gloriosa Comunión. Por fin, tras laboriosas gestiones, hemos podido entrevistarnos con Jacinto Martín Rodríguez, que sigue con singular competencia los destinos de la A. E. T. de Granada.
Le visitamos en su domicilio, y tras un abrazo fraternal, le disparamos las preguntas que llevamos preparadas. Pero él se adelanta a nuestra impaciencia y comienza a hablar. Oigámosle:
—Perdona que no baya podido, hasta hoy, darte hora para celebrar esta entrevista. Los exámenes han absorbido todo mi tiempo, y las pasadas fiestas del Corpus las he dedicado a descansar del ajetreo de las horas febriles consagradas a preparar los estudios y salvarlos de los escollos que se presentan. Gracias a Dios he salido airoso de la prueba, y ello me llena de legítima alegría. Estoy a tus órdenes.
—¿Cuándo se fundó en Granada la A. E. T.?
—Hace dos años la fundó nuestro querido compañero Luis Montañés del Olmo. Los pocos afiliados que entonces estábamos encontramos muchas dificultades, por lo que tuvimos que limitarnos a nuestra organización interior. En el presente curso la A. E. T. comenzó ya a actuar con más fruto, consiguiendo bastantes afiliados y logrando enviar tres delegados —Montañés, Pérez Palomeque y yo— al I Congreso Nacional de las AA. EE. TT., que se reunió en Madrid el pasado diciembre. A partir de este Congrego, nuestra A. E. T. tomó nuevo brío, celebrando el día de Santo Tomás de Aquino un mitin «pro Universidad Tradicional» en el que intervinieron Alvaro G. de Amezúa y José María Zaldivar, de las AA. EE. TT. de Madrid y Zaragoza, respectivamente, y yo, que los presenté. Poco después, en el mes de abril, tuvimos que adoptar la nueva organización aprobada en nuestro Congreso Nacional. Se reunieron todos los gremios y nombraron sus representantes. Estos me propusieron como presidente, proposición que fue aceptada por nuestro secretario nacional, señor Gómez Ruiz. Desde esta fecha mi principal preocupación ha sido realizar una labor intensa para el curso venidero y fundar Agrupaciones en donde no las había.
—¿Qué labor intensa ha desarrollado esta A. E. T.?
—Esa labor se está haciendo para que de sus frutos en el curso 1935-36. Se han ultimado las gestiones preliminares para que en el próximo curso funcione un Círculo de Estudios, que será dirigido por el culto sacerdote señor León Murelego y nuestro delegado de Cultura. También funcionarán una sección deportiva, otra de propaganda y un grupo de acción que, dados mis proyectos, nos sería indispensable.
—¿Se ha fundado alguna A. E. T. además de la de Granada?
—Sí. Fundarlas es mi más viva aspiración. En este distrito universitario había solamente dos Agrupaciones: la de Málaga y ésta. En Jaén, según me dijo el Jefe regional de ese Reino, don Fernando Contreras, hay un núcleo estudiantil, y en Almería otro, ambos dispuestos a cooperar a nuestra labor, y en el curso venidero funcionarán sus respectivas Agrupaciones.
—¿Cuál es, a tu Juicio, la mejor Agrupación de este distrito?
—La de Málaga gracias a su insustituible presidente, Luis Huelín Vallejo. Este es un muchacho muy trabajador, entusiasta y competentísimo. En la A. E. T. malagueña funcionan admirablemente la sección deportiva, que tiene frecuentes y afortunados encuentros con otros equipos, y la Delegación de Cultura, que hace poco organizó una conferencia a cargo del catedrático don Feliciano González Ruiz.
Cuenta con más de 200 afiliados. Además, Huelín Vallejo, siguiendo las instrucciones que le di cuando me visitó, ha fundado una A. E. T. en Antequera, presidida por Ramírez Moreno, y muy pronto fundará otra en Ronda. Por ley de justicia he de destacar que estos éxitos corresponden a Huelín, pues sin él nada o muy poco hubiéramos logrado en la ciudad hermana y su provincia.
—En nuestra provincia, ¿no ha conseguido difundir la A. E. T.?
—A eso tienden mis esfuerzos. Tengo fundadas esperanzas de que Guadix y Baza se incorporen a nuestra cruzada, y quizá en el próximo curso funcionen en dichas poblaciones las AA. EE. TT.
—Aludías antes a tus proyectos; ¿puedes decirme algo de ellos?
—Muy poco, porque me gusta hablar de realidades. Sólo te diré que en el curso próximo actuaremos dentro de la Universidad y centros docentes del distrito. Tenderán nuestros trabajos a solemnizar la fiesta del Ángel de las Escuelas, Patrón de las AA. EE. TT., en la que desarrollarán una labor conjunta y acorde todas las que funcionen en nuestra región andaluza oriental. Con la ayuda de Dios y la de los chicos que me acompañan en esta labor, todo se conseguirá, y si, como hasta ahora, mis proyectos no fallan, allí donde haya un Instituto o escuela especial habrá una A. E. T., hasta conseguir que ésta ocupe el lugar que le corresponde.
Cesa la conversación. Jacinto Martín, con gesto enérgico y ademán brioso ha ido matizando sus palabras de un sano optimismo. Todo en él respira esperanza y acción fecunda.
¡Quiera Dios Nuestro Señor que cuanto se apunte en estas líneas sea realidad y nada trunque los anhelos viriles de los escolares tradicionalistas de Granada!
Pedro Amor Maldonado
El Siglo Futuro (13 de julio de 1935)
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