El pasado domingo, 5 de julio, varios miembros y amigos del
Círculo Tradicionalista de Granada General Carlos Calderón nos reunimos fraternalmente para planificar actividades para el próximo curso 2015-2016 y rendir homenaje a los muertos de la Santa Causa de la Tradición, por la que, siguiendo el ejemplo de su entrega y dedicación —en muchos casos hasta el cadalso— nos proponemos no desfallecer.
A las 11 de la mañana tenía lugar en la capilla María Reina, situada en la placeta Gutierre de Cetina, el Santo Sacrificio de la Misa por el inmemorial rito romano tradicional; la misma misa que oyeron con devoción nuestros abuelos, los requetés en campaña, los mártires de la Unidad Católica, los cruzados en peregrinación a Tierra Santa y millones de nuestros antepasados.
La solemnidad y belleza de la liturgia tridentina la convierten en una de las joyas más preciadas de la Iglesia, razón por la que es y ha sido combatida por los enemigos de Dios durante siglos, como el heresiarca Lutero, que dijo: «destruyamos la misa, y destruiremos a la Iglesia».
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Instantánea tomada durante la Consagración |
En su homilía, el sacerdote, Rvdo. Sr. D. Luis María Canale, nos habló del puente que supone la Santa Religión Católica, única verdadera, que al cruzarlo nos traslada de la muerte a la vida, del pecado que nos aparta de Dios a la Gloria eterna de su compañía. No en vano, el vocablo
pontífice, que significa constructor de puentes, ejemplifica cuál es la labor de la Iglesia, a cuya cabeza reinaron durante siglos santos Papas que nos legaron el Magisterio infalible al que debemos obediencia. D. Luis María nos habló también de la devoción a la Santísima Virgen y de la importancia de la Sagrada Eucaristía, pues está escrito:
Qui manducat meam carnem, et bibit meum sanguinem, habet vitam æternam: et ego resuscitabo eum in novissimo die (Joan. VI, 55).
Acabada la misa, nos dirigimos a un bar cercano del Zaidín, barrio famoso por su buen tapeo, en cuya agradable terraza procedimos a almorzar en compañía de D. Luis María, que bendijo la mesa y nos deleitó con su conversación sabia, al tiempo que cercana y jovial. La cerveza fría y el buen cobijo de las sombrillas nos ayudaron a sobrellevar las altas temperaturas de estos días.
La conversación fue fructífera, pues sirvió para concretar y planificar el acto del próximo 2 de enero —día de la Toma de Granada— además de diversas actividades que incluyen charlas de formación y catequesis, que la Hermandad de San Pío X se ha ofrecido generosamente a impartir.
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Comida de hermandad |
Trascurridas unas horas, acudimos —tal y como habíamos planeado— al cementerio municipal de San José con el fin de rezar por los muertos tradicionalistas que nos precedieron en la lucha y por todos aquellos que se inmolaron por Dios y por España, debido a la proximidad de la fecha gloriosa del 18 de julio.
D. Luis María rezó un responso ante la Santa Cruz de los muertos de la Cruzada de 1936, que concluyó con las palabras: «
Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis» y culminamos con el canto del Oriamendi, precedido por los versos del poeta tradicionalista burgalés y voluntario requeté Martín Garrido Hernando:
Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron
con su esfuerzo la Patria redimieron.
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron.
Por eso como púgiles lucharon,
por eso como mártires murieron.
Inmolarse por Dios fue su destino,
salvar a España su pasión entera,
servir al Rey su vocación y sino.
¡No supieron querer a otra Bandera!
¡No supieron andar otro camino!
¡No supieron morir de otra manera!
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Frente a la Cruz de los muertos por Dios y por España |
A continuación, fuimos a orar ante las tumbas de algunos de los carlistas granadinos más destacados, empezando por el ilustre General que da nombre a nuestro círculo,
D. Carlos Calderón y Vasco.
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Ante la tumba del periodista Francisco Guerrero Vílchez, caballero de la Orden de la
Legitimidad Proscrita, fundador y director del periódico La Verdad, un auténtico héroe
que mantuvo viva la llama del tradicionalismo en Granada durante los 60 años que mediaron
entre la Tercera Guerra Carlista y la Cruzada de Liberación, siendo combatiente en ambas. |
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Ante la tumba del combatiente requeté Juan Bertos, defensor de Dios y
de España, como reza su epitafio, y presidente del Círculo Fal Conde de
Granada, del que somos herederos, que estuvo activo hasta la década de 1990. |
Después de rezar piadosamente por nuestros muertos, nos acercamos a la Alhambra, visitando el majestuoso palacio renacentista del Emperador Carlos V y apreciando la hermosa vista panorámica del Albaicín junto a la Torre de la Vela, dando por concluido nuestro encuentro.