Entre las notables «aportaciones» de la invasión invasión francesa y la revolución liberal para Granada se cuenta el descomunal expolio a la Iglesia que dejó, durante más de un siglo, el monasterio de San Jerónimo en estado ruinoso, dando lugar a que la tumba del ilustre capitán Gonzalo Fernández de Córdoba fuese profanada y sus huesos exhumados. No fue hasta 1857 que se ordenó su nuevo enterramiento. Así lo narraba la prensa de la época:
En un periódico se lee lo que sigue:
«S. M. la Reina se ha enterado con dolorosa sorpresa
de que los restos del Gran Capitán Gonzalo
Fernandez de Córdoba, encerrados en dos cajas de
madera ordinaria, están depositados en el archivo
del gobierno civil de Granada. Instruido al punto
el oportuno espediente, resulta: Que la duquesa de
Sesa y Terranova, viuda del Gran Capitán, obtuvo
del Rey D. Carlos I permiso de edificar la capilla mayor de la iglesia de San Gerónimo, en aquella
capital, para enterramiento de su marido y de la misma señora, y que en efecto, la obra se llevó a cabo con la mayor suntuosidad por los mejores artífices
de su tiempo, habiendo sido depositados ambos
cuerpos en la bóveda sepulcral de dicha capilla, en sendas cajas de madera encerradas en otras
de plomo, encubriéndose la bóveda con una lápida.
Allí permanecieron respetadas tan preciosas reliquias
cerca de tres siglos, hasta que á consecuencia
de los disturbios políticos de estos últimos tiempos,
y por un lamentable abandono de las autoridades,
la iglesia y el panteón fueron torpe y sacrílegamente profanados, desapareciendo las cajas que guardaban
tan nobles cenizas.
Recogidas estas intactas por algunos españoles
amantes de nuestras glorias, y celosos del buen
nombre de su patria, vinieron por fin al sitio donde
hoy se hallan. Para conservar tan gloriosos restos
con el decoro y la seguridad que merecen, ha
dispuesto S. M. que se encierren en una urna de
madera fina, resguardada por otra de plomo; que
se repare el panteón de la capilla mayor de San
Gerónimo de Granada, cerrándose al extremo inferior
de la escalera con una verja de hierro con
llave, que se depositará en el archivo de dicho templo,
bajo la responsabilidad del cura párroco, á fin
de impedir ulteriores profanaciones; que se trasladen
en seguida á dicho panteón las cenizas con toda
pompa y solemnidad; que interinamente, y hasta
que se lleve á cabo otra reforma, se cierre la
obra con la lápida antigua, si se conserva en buen
estado, o renovándola en igual forma e idénticas
inscripciones; y que en la iglesia de San Gerónimo se construya un sarcófago con las estatuas yacentes
del Gran Capitán y su esposa, labrado al estilo del
primer renacimiento, llamando á público certamen
á los escultores nacionales y extranjeros para su
construcción.»
La Esperanza (21 de enero de 1857)
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Iglesia del Monasterio de San Jerónimo de Granada, hoy restaurada,
donde se halla la tumba de Gonzalo Fernández de Córdoba |
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Lápida del Gran Capitán |
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