José María Fernández Martínez (Alcudia de Guadix, 1848-Baza, 1928) Fotografía tomada de Myheritage |
Su obra Armonía entre los hechos verdaderos y la verdadera ciencia dictamen sobre la epidemia española de 1885 lo definía como Alumno premiado en oposición con el Accesit, en la asignatura de Patología quirúrgica, con el Premio ordinario en las de Terapéutica, Materia médica, Arte de recetar, Obstetricia, Enfermedades especiales de la mujer y de los niños, Clínica médica, Primer curso, Clínica quirúrgica segundo curso, y Clínica médica, segundo curso, y con el Premio estraordinario del grado de Licenciado en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Granada.
Católico a macha martillo, batalló en las filas del Tradicionalismo integrista sin ceder un ápice en cuanto significó la defensa de la Religión y de las santas tradiciones españolas.
Fundó en Granada y dirigió con gran acierto y competencia un periódico que se llamó El Triunfo y en el que luchó con gran tesón contra el liberalismo, que por aquellas calendas ya empezaba a invadirlo todo y filtrarse en todo.
Con la muerte del señor Fernández Martínez perdió la causa católica un gran adalid, pues aunque anciano, que al morir contaba ochenta años de edad, siempre estuvo en la brecha, dispuesto al sacrificio por la causa de Dios. Su fallecimiento causó general sentimiento entre los que le conocían y trataban, pues a sus excelentes cualidades de cultura y saber unía un carácter afable que le granjeó el respeto de todos.
De haber vivido pocos años más, habría llegado a ver el gran resurgir de la bandera de «Dios, Patria y Rey», con el retorno a la casa común del Tradicionalismo de la Comunión integrista en la que militaba, que se había separado del legitimismo carlista en 1888, si bien mantuvo la ortodoxia en el resto de los principios y desde 1906 actuó en estrecha alianza con la Comunión carlista.
Recibieron el pésame del diario integrista madrileño El Siglo Futuro su esposa doña Dolores Funes Yagüez; y sus hijos María de las Angustias, Torcuato Francisco, Juan y Antonia María. *
El Ayuntamiento de Granada dedicaría una calle a tan insigne médico y periodista, merecimiento que también recibió su compañero de prensa, el veterano carlista don Francisco Guerrero Vílchez, todo un héroe y adalid del tradicionalismo de quien ya hablamos en entradas anteriores.
Calle Periodista José Fernández Martínez en Granada |
Como buen católico español, en 1893 se sumó a las protestas generales contra las actuaciones que pretendían romper la centenaria unidad católica de España, enviando al director de El Siglo Futuro, la siguiente carta:
Sr. D. Ramón Nocedal
Muy señor mío, de mi mayor consideracion:
Apresúrome á unir mi protesta á las ya hechas por la construccion y posible apertura del templo protestante en la capital de la nacion. Hechos tales son un reto audazmente lanzado contra Jesucristo y su Iglesia, é implican, más que una ofensa á los sentimientos católicos del pueblo español, una acusacion de complicidad de estos mismos sentimientos contra la soberanía social de Jesucristo.
Sí, el pueblo español, que no ha tolerado, tolera, ni tolerará, que se le quite ó niege el calificativo de católico, aun á trueque de dejar cobarde ó traidoramente le hagan girones la bandera del Catolicismo, debe tener esculpidas en su corazon las palabras del inmortal Pio IX, cuando decia: «Llámese á las cosas por su propio nombre.»
Y si es católico, si quiere que tal se le llame, y que por tal se le tenga, obre como tal, siempre y en todas partes, en toda ocasion y forma, sin respetos indebidos y sin pueriles temores; y si no lo es, si sus obras lo contradicen, ya porque tolere bajo mentidas hipótesis imposiciones denigrantes, ya porque consienta bajo falaces y ambíguas leyes lo que su conciencia rechaza, lo que á su dignidad se opone, y lo que á su honor mancha, deje en buen hora se lleven el calificativo de católico para otra nacion ú otros hombres de más viriles energías, y que no ya con palabras, sino con obras, et ex tota mente tua, et ex toto corde tuo, et ex tota anima tua, ame á su Dios y lo defienda, ame á su Iglesia santa y por ella dé la vida.
Pues el pueblo español, á no ser así, convencido, como dice un adagio vulgar, de que «el hábito no hace al monge,» debe persuadirse, llámese ó no, téngasele ó no por católico, que sólo lo será de hecho, si pelea legítimamente; mas si los oportunismos del dia, los realismos de la época, ó los malquistamientos del siglo le llevan y hacen obrar en derrotero opuesto, ó le conservan, al ménos, en su indisculpable y vergonzosa inaccion, sepa, sin género de duda, que sobre su frente, manchada siempre con la construccion, y ojalá no apertura del templo protestante, y sobre su corazon envilecido con la tolerancia infausta y estemporánea del art. 11 de la Constitucion, llevará grabada aquella sublime sentencia de la Verdad Eterna: Qui non est mecum, contra me est.
Baza, 17 de Enero de 1893.
JOSÉ FERNANDEZ MARTINEZ,
Dr. en Medicina y Cirujía.
* Información tomada en su mayor parte de El Siglo Futuro (31 de diciembre 1928)
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