VIDA DE DON ANDRÉS MANJÓN Y MANJÓN, FUNDADOR DE LAS ESCUELAS DEL AVE MARÍA, POR UN MAESTRO DE DICHAS ESCUELAS *
D. Andrés Manjón y Manjón (Sargentes, 1846 - Granada, 1823) |
La figura de Andrés Manjón (Sargentes, Burgos, 1846 - Granada, 1923) es tan colosal que cualquier ocasión es buena para referirnos a él y de todo corazón recomiendo la lectura de cualquier biografía suya que sin duda será de aprovechamiento espiritual, bien la que estamos comentando, escrita por un íntimo colaborador del canónigo sacromontino que, siguiendo el ejemplo de humildad de su maestro, oculta su nombre, bien la más reciente de Fray Valentín de la Cruz, o cualquiera otra que haya aparecido o pueda aparecer sobre el insigne pedagogo que bien puede ser comparado, sin desmerecimiento alguno, con San Juan Bosco.
[...] Cursados sus estudios eclesiásticos en Burgos y Valladolid y los de Derecho en esta última Universidad, pospuso la ordenación sacerdotal para dedicarse a la enseñanza. Catedrático de Santiago y Granada, siempre integérrimo católico, en esta última ciudad decidió por fin recibir el sacramento del Orden.
A partir de entonces, su vida, hasta el momento acrisolada, adquirió los rasgos de la verdadera santidad. Fue un sacerdote ejemplar tanto en su canonjía del Sacro-Monte como en su cátedra de la Facultad de Derecho, pero su gloria inmarcesible fueron las Escuelas del Ave-María, en las que recogió a miles y miles de niños necesitados. Granada quedó como sitiada por escuelas limpias, alegres, modernas, donde gitanillos o "castellanos", todos pobres o pobrísimos, aprendían a amar a Dios y a España, a leer y a escribir, y hasta a comer y vestir, porque había un santo sacerdote que todo lo conseguía y todo lo daba. Instrucción, educación, comida, ropa y, sobre todo, amor.
Y lo de Granada se extendió por toda España. [...] Y los obispos, y los maestros y todo el mundo le felicitaba. Y él se quitaba importancia, como si nada hubiera hecho.
Sacerdote enamorado del Santísimo, de la Virgen y de los niños, su obra fue ingente. Tan ingente que todos se la reconocían, menos él mismo. Cuando murió, con honores de capitán general con mando en plaza, era hijo predilecto de Granada y de la provincia de Burgos, caballero de la Orden de Carlos III, Consejero de Instrucción Pública, Gran Cruz de Alfonso XII... y seguía paseando su sotana y su manteo raídos y desteñidos por los soles y las lluvias por su colegiata sacromontina, por la Facultad de Derecho y por sus amadísimas Escuelas del Ave-María.
Sacerdote de oración y penitencias, antiliberal y patriota, humilde y caritativo hasta extremos inverosímiles, pedagogo eximio, bien podemos decir de él lo que pocos años después aplicara Eugenio Montes al Canciller Dollfuss: murió en olor de santidad, como los santos, y en olor de multitud, como los héroes.
Toda Granada, autoridades y gitanos, ricos y pobres, clérigos y laicos, subieron al Sacro-Monte para recoger el cadáver que fue llevado al Ayuntamiento, la Universidad y la Catedral para regresar después a la iglesia de sus Escuelas, confundidos el Arzobispo con el Capitán general, el Rector de la Universidad con el Gobernador civil, el aristócrata con el gitano, el rico con el pobre. Todas las campanas de la ciudad tocaban a muerto. En todos los ojos brillaban las lágrimas. Los sacerdotes se turnaban, agotados, para tocar en el cadáver objetos piadosos: rosarios, medallas, cruces, estampas..., calculándose que pasaron de cien mil los que se acercaron al cuerpo de don Andrés. [...]
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA
Extraído de http://www.fundacionspeiro.org/verbo.html
* La obra biográfica en cuestión puede descargarse en los siguientes enlaces:
DON ANDRÉS MANJÓN: SU VIDA Y SU OBRA I
DON ANDRÉS MANJÓN: SU VIDA Y SU OBRA II
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